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jueves, 20 de octubre de 2016

LA ENFERMEDAD

No es noticia escuchar diariamente el número de divorcios o separaciones que se producen en el mundo. Atreviéndonos a analizar los motivos aparentes que llevan a esta situación se me ocurren infinidad de ellos: infidelidad, diferencias irreconciliables, incompatibilidad de caracteres...La mayoría de las veces seguro que es así, pero existe otro motivo quizás menos debatido y no menos importante, la enfermedad.

La enfermedad en uno de los cónyuges merma la relación, la deteriora, la hunde, aunque nos empeñemos en que ésto no suceda. De repente invade nuestra vida y adaptarnos a ella requiere tiempo. Tiempo y ayuda, pero no siempre somos conscientes de ello. ¡Cuánto dudamos en pedirla y cómo nos alegramos cuando la encontramos!.

Tenemos que vencerla, sea cual sea, física o mental. Huir no es la solución, sino combatirla. Buscar aliados. Encontrar a ese alguien que nos escuche y comprenda será fundamental. Quizás sea el momento de recuperar viejas amistades y compartir ese café. Se convertirá en tu mejor aliado. ¿Y qué hacen los aliados? Luchar contra el enemigo. Ganar la batalla. Por tanto recuerda

DIVIDE Y VENCERÁS


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